México, a 05 de julio.- A pesar de registrarse nuevas olas de contagios de Covid-19 en todo el mundo, la pandemia y sus efectos en las economías mundiales parecen haber quedado atrás, o al menos así lo manifiestan las Oficinas Familiares, la verdadera preocupación en el horizonte de estas entidades son la inflación y las utilidades de las empresas. 

Estas organizaciones encontraron la ruta adecuada para sortear los efectos pandémicos en la diversificación de sus activos; sin embargo, se han encontrado con el reto que representa la inflación, la cual desde principios de 2022 no ha dejado de aumentar. 

Las preocupaciones inflacionarias son el principal pendiente de al menos el 30% de las Oficinas Familiares globales, tal como lo reveló una encuesta realizada por Citi a más de 200 firmas de esta naturaleza en todo el mundo. 

Los datos nos revelan la situación que experimentan actualmente las Oficinas Familiares, las cuales tienen más del 20% en efectivo y activos de gran liquidez y que además, están apostando por las materias primas para cubrirse.

Sin duda el camino que están tomando las Oficinas Familiares para consolidar su cambio de paradigma en cuanto a inversiones se refiere, es un paso acertado, tomando en cuenta que las organizaciones que gestionan un menor volumen de activos están asignando una parte aún mayor de su cartera a inversiones directas. 

En este sentido, el 44% de las Oficinas Familiares señalaron que al menos el 25% de sus carteras se asignaba a inversiones directas, sumándose al private equity, elemento que ha tomado gran relevancia. 

Al buscar una explicación a esta tendencia, nos encontramos con una situación donde a pesar de la incertidumbre que genera la inflación, los inversores quieren tener una buena situación de liquidez. Luego entonces, se tiene que las ganancias varían en función de los activos gestionados: a mayor volumen de activos, mayor rentabilidad.  

Private Equity, la opción de las Oficinas Familiares  

De acuerdo con un informe de UBS, las Oficinas Familiares están usando fondos para complementar las inversiones directas y para diversificar el riesgo.

Al mismo tiempo, han tenido que configurar una estrategia en la que el 57% de las carteras esté invertida en activos tradicionales por un 43% en activos alternativos. 

Lo anterior, sumado a que han recortado sus carteras de renta fija y aumentando sus inversiones en mercados privados, principalmente private equity, real estate y deuda privada. 

El 51% de estas mismas organizaciones manifiesta que aumentará su inversión directa en private equity en los próximos cinco años, lo que supone una mayor apuesta por todas las clases de activos, así como una atracción mayor por los retornos altos, en comparativa con los que ofrece la renta variable. 

Finalmente, por regiones, en Asia – Pacífico el 62% de las Oficinas Familiares destinan el 25% de su cartera a inversión directa, mientras que en América Latina solo lo hace el 45%, en Europa el 42% y en Norteamérica el 39%, lo cual es también proporcional a sus motivos de preocupación, que varía entre inflación, geopolítica y altas valoraciones.