La inteligencia artificial (IA) es el sector más candente del mercado bursátil en estos momentos. Muchos inversores están fascinados por esta tecnología futurista, que promete revolucionar todas las industrias. En los últimos años, ha experimentado un enorme potencial de crecimiento, y algunos valores que llevan las letras “IA” en sus teletipos se han disparado en cuestión de días.

Según datos revelados por Goldman Sachs, los avances en IA generativa podrían elevar el PIB mundial en un 7 %, equivalente a 7 billones de dólares, lo que iría acompañado de un aumento del 1,5 % en el crecimiento de la productividad en un periodo de diez años. Esto demuestra el potencial de este sector, cuyo crecimiento se ha visto facilitado por ChatGPT, una innovación que ha desencadenado una revolución.

Las empresas están utilizando la IA para diversos fines, como la atención al cliente, la contratación, la toma de decisiones, el marketing, el diseño de productos, la interpretación de idiomas y diversas formas de automatización.

ChatGPT, que se basa en una tecnología llamada aprendizaje profundo, muy diferente de los bots que están programados para respuestas simplistas en una conversación. Puede analizar el contexto y el significado de la conversación y aprender de ello, lo que permite conversaciones más complejas basadas en las aportaciones del usuario, mejorando notablemente la comunicación entre humanos y máquinas. 

Muchos sectores emplearán la IA en un futuro próximo. La industria de defensa la utilizará para la detección de amenazas, la planificación de misiones, la ciberseguridad y el análisis de inteligencia. El sector educativo lo empleará para la tutoría, la automatización de calificaciones, el aprendizaje personalizado, la creación de contenidos educativos y la predicción del rendimiento de los estudiantes.

Asimismo, la industria energética lo aprovechará para la previsión de la demanda, las medidas de mantenimiento preventivo y la optimización. El sector financiero lo aplicará para la detección del fraude, gestión de riesgo, algoritmos de negociación, el cumplimiento de la normativa y la calificación crediticia. El sector salud lo aprovechará para el diagnóstico y la predicción de enfermedades, seguimiento de pacientes e investigación médica.

Además, la industria manufacturera lo pondrá en práctica para la automatización robótica, el control de calidad, la optimización de la cadena de suministro y el mantenimiento predictivo. La industria minorista la ejecutará para la atención al cliente, el marketing, la personalización, la previsión de la demanda, la búsqueda visual y la gestión de inventarios.

Para los inversores, destinar fondos en IA es cuestión de riesgo y recompensa. Cualquier nueva tecnología conlleva muchos riesgos, pero las recompensas potenciales son enormes. La mayor ventaja a corto plazo es el potencial de crecimiento de muchas empresas unicornio.

Si estas empresas pueden obtener una ventaja competitiva en su nicho de mercado, tendrán un potencial de beneficios a largo plazo para los inversores, argumenta el especialista en inversiones. Otra ventaja de la IA es la diversificación en un sector que restará cuota de mercado a otras áreas de la economía.

La mayor desventaja para los inversores son las elevadas valoraciones que reciben actualmente las empresas de IA. Estas significan que los inversores están pagando una prima por el potencial de beneficios futuros de la empresa. También existe el riesgo de confiar demasiado en la IA, lo que podría provocar sesgos en los datos, errores y un mal funcionamiento de la máquina.

Los inversores pueden invertir en IA de varias maneras. Pueden comprar acciones de empresas especializadas en IA, como Alphabet (matriz de Google), Microsoft y Nvidia. También pueden invertir en ETF o fondos de inversión centrados en IA o invertir en IA a través de capital riesgo.