Uno de los errores más comunes al configurar un portafolio de inversión es no contemplar la diversificación de activos y olvidar la volatilidad de los mercados, lo cual frena la posibilidad de mitigar riesgos. 

No obstante, para llegar a la etapa de asignación de activos, primero se necesita conocer otros elementos, aun cuando se opte por no contar con el asesoramiento de un profesional. 

Se ha vuelto común que las personas se consideren aptas para autogestionar sus inversiones, lo cual está bien, pero requiere de responsabilidad para asumir riesgos y sobre todo evitar pérdidas innecesarias. 

Para invertir, lo primero a considerar necesariamente es tener un plan de inversiones, donde se definan objetivos y se conozca el perfil de inversionista que se tiene, porque no es lo mismo ser conservador o moderado a de alto riesgo. 

Asimismo, considero que otro de los errores iniciales consiste en la falta de experiencia, lo cual puede llevar al yerro de tener en cuenta que se es inmune ante ciertos episodios adversos; y agrega que, adicionalmente en este sentido lo mejor sería tener pleno conocimiento de los tipos de instrumentos de inversión existentes (Bolsa, Bonos, Efectivo y Alternativos). 

Uno de los consejos que más expreso a los inversionistas es que a toda costa se evite que las emociones gobiernen a las decisiones o a la racionalidad, porque de ello se derivan muchos de los errores que se cometen al invertir. 

Como prioritario es entender los negocios que despierten interés para invertir, y a su vez, no dejarse llevar por simpatías por ciertas marcas o empresas al momento de comprar acciones. 

Se debe tener mucha paciencia, dar el tiempo necesario para la maduración de activos, pero tampoco aferrarse cuando se haya cometido el yerro de apostar por algunos a la baja, con la esperanza de que se vuelvan a recuperar. 

Finalmente, propongo no optar por una alta rotación de activos, lo cual conlleva abrir y cerrar posiciones con frecuencia; ni tampoco intentar acoplar y/o sincronizar la cartera con el mercado, porque dicha acción puede culminar en la pérdida de buenos rendimientos.