Aún con un contexto económico adverso, las Oficinas Familiares globales podrían apuntar hacia las inversiones en el sector inmobiliario, algunas de estas organizaciones han optado por integrar inversores expertos en este ramo durante los últimos años para llevar a cabo diversos movimientos. 

Reconozco que las inversiones en el mercado inmobiliario por parte de las administradoras de patrimonio no fue el de mayor movimiento el año pasado, tal como lo reveló UBS, al destacar que en tan solo en América Latina los portafolios incluían este segmento en 7% del total. 

A nivel global los portafolios se están configurando con al menos un 12% destinado al mercado inmobiliario, lo cual se entiende que puede ser visto como una solución adecuada para el incremento de utilidades con un menor riesgo. 

De igual manera, una particularidad en las inversiones inmobiliarias yace en que las operaciones suelen no ser de volúmenes muy altos, pero siguen atrayendo el interés dadas las oportunidades de compra existentes en el mercado, así como la oportunidad para rotar dichos patrimonios inmobiliarios. 

En el entorno de las Oficinas Familiares se plantea la posibilidad de invertir a largo plazo en inmuebles, equilibrando la estrategia con activos financieros, para a su vez esperar un balance entre rentabilidad y estabilidad en las diversificaciones.

Un ejemplo de cómo esta estrategia está funcionando se puede observar en la Family Office Pontegadea, del fundador de Zara, Amacio Ortega, quien durante la última década ha llevado a cabo varias inversiones inmobiliarias en Estados Unidos, Reino unido y España, acumulando un valor récord de su cartera igual a 15 mil 264 millones de euros. 

Y en gran medida, se puede entender que el éxito de la Oficina Familiar del empresario gallego, ha funcionado al apostar por inmuebles prime en los países antes mencionados, una medida que ya se había sido pronosticada como ideal entre 2020 y 2021 por Colliders, firma que sugirió además el segmento residencial y las oficinas.